viernes, 26 de octubre de 2018


La relación entre producción de conocimiento e incidencia en la realidad desde siempre ha sido un problema central para las instituciones académicas; sin embargo, este tema adquiere particularidades tratándose del saber social y sus implicaciones en el ámbito de lo propiamente académico. Es claro que las ciencias sociales surgieron en la edad moderna tratando de emular a las ciencias naturales en cuanto a su intento de lograr plena “objetividad”, certeza absoluta, la representación de las entidades concretas y tangibles desde una perspectiva operativa para lograr medirlas, y acudiendo a una forma de pensar lógico formal que se confunde con lo propiamente racional, entre otras características; Martínez, (2000) expresa que “este modelo especular que había sido aplicado previamente de manera exitosa en la ciencia y la tecnología de los cuerpos de tamaño intermedio, pero no en el mundo submicroscópico ni tampoco en el mundo macroscópico, determinó un planteamiento instrumental y utilitarista en el abordaje inicial de cualquier investigación” (p.85), este tipo de aseveración conlleva a que toda investigación debe tener una estructura adecuada, coherente y que debe ser respetada para poder lograr un objetivo principal, que en la mayoría de los casos es la solución a un problema planteado.
Para lograr una buena investigación es fundamental que se tenga la capacidad de poder efectuar una Introspección y Reflexión por parte del investigador, dándose cuenta de que a través del desarrollo de la misma se ha venido descubriendo nuevas verdades y puntos de vista acerca del medio que lo rodea, como también a cuestiones Humanas relativas a su accionar cotidiano, a la forma de desenvolverse y alcanzar distintos objetivos, y fue así que surgió como ciencia la Filosofía, que analiza las cuestiones relativas al existencialismo del hombre. Como podremos deducir que sus objetos de estudio son tan variados como los hechos que vivimos a diario y que generan cambios en nuestra Conducta o Comportamiento, existe una rama en particular que se encarga de enfocarse en lo que es el Conocimiento y como el ser humano puede hacer uso de él en distintas situaciones y contextos, a ello se le denomina la Epistemología.
Definir un problema para la investigación
El inicio de toda investigación científica, es la delimitación del problema que será objeto de estudio. Sin embargo, este es un proceso que debe llevarse muy cuidadosamente, debido a que de su lógica y coherencia va a depender todo el curso de la investigación que se está comenzando y el éxito de los resultados que se obtengan al final de todo el proceso.
Antes de comenzar una investigación se debe elegir el problema que se desea estudiar. Muchos autores afirman que se debe elegir el tema a estudiar, pero esto no es así, pues no se estudia un tema, se estudia un problema que puede estar dentro de un tema. La selección del tema para la investigación, no sitúa en un nivel tal que le facilite decidir lo relativo al diseño de investigación, la forma en que se recopilarán los datos, los instrumentos y técnicas de procesamiento de los datos y análisis de los resultados, entre otros aspectos propios del proceso. Es necesario formular un problema susceptible de ser estudiado a partir del método de investigación científico.
Como formular adecuadamente un problema
Una buena formulación del problema implica necesariamente la delimitación del campo de investigación, establece claramente los límites dentro de los cuales se desarrollará el proyecto. Cuando esto ocurre las probabilidades de no perderse en la investigación tienden a maximizarse.

Para decidir si un problema está al alcance de un investigador una vez delimitado se plantean las siguientes interrogantes:
- ¿Hay suficientes datos que apoyen la existencia del problema?
- Qué intereses profesionales o científicos tiene el investigador para hacer el estudio.
- Qué conocimientos se tienen sobre el tema.
- Qué aplicación les daría a los resultados de la investigación.
- ¿El área donde se encuentra la problemática esta nutrida de suficiente información para realizar la investigación? Ó sea, ¿hay suficiente material bibliográfico para elaborar el trabajo?

Al dar respuesta a estas interrogantes, se infiere que los problemas derivan de: el ambiente, la capacidad de razonar, los intereses profesionales y los posibles productos de la investigación. Sin duda existe un gran número de problemas que inquietan, pero quizá la mayor parte de ellos no están al alcance de todos.
Según Balestrini (2002) los objetivos "Orientan las líneas de acción que se han de seguir en el despliegue de la investigación planteada; al precisar lo que se ha de estudiar en el marco del problema objeto de estudio. Sitúan el problema planteado dentro de determinados límites" (p.67). Es decir, los objetivos marcan las etapas de la investigación, las cuales se deben ir cumpliendo en serie o en paralelo, dependiendo del contexto y las facilidades con que se desarrolle la investigación, hasta llegar a la solución del problema o al cumplimiento del objetivo principal.
Es por lo anterior que se considera fundamental organizar las ideas en función del establecimiento de metas logrables, que resulten en aportes concluyentes y resultados de actividades que agreguen valor a la solución del problema planteado, alejando los objetivos de la pérdida de tiempo, la redundancia o simplemente el desperdicio de tiempo y esfuerzo en actividades que no agregan valor a la investigación.

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