La relación
entre producción de conocimiento e incidencia en la realidad desde siempre ha
sido un problema central para las instituciones académicas; sin embargo, este
tema adquiere particularidades tratándose del saber social y sus implicaciones
en el ámbito de lo propiamente académico. Es claro que las ciencias sociales
surgieron en la edad moderna tratando de emular a las ciencias naturales en
cuanto a su intento de lograr plena “objetividad”, certeza absoluta, la
representación de las entidades concretas y tangibles desde una perspectiva
operativa para lograr medirlas, y acudiendo a una forma de pensar lógico formal
que se confunde con lo propiamente racional, entre otras características; Martínez,
(2000) expresa que “este modelo especular que había sido aplicado previamente
de manera exitosa en la ciencia y la tecnología de los cuerpos de tamaño
intermedio, pero no en el mundo submicroscópico ni tampoco en el mundo
macroscópico, determinó un planteamiento instrumental y utilitarista en el
abordaje inicial de cualquier investigación” (p.85), este tipo de aseveración
conlleva a que toda investigación debe tener una estructura adecuada, coherente
y que debe ser respetada para poder lograr un objetivo principal, que en la mayoría
de los casos es la solución a un problema planteado.
Para lograr
una buena investigación es fundamental que se tenga la capacidad de poder
efectuar una Introspección y Reflexión por parte del investigador, dándose cuenta
de que a través del desarrollo de la misma se ha venido descubriendo nuevas
verdades y puntos de vista acerca del medio que lo rodea, como también a cuestiones
Humanas relativas a su accionar cotidiano, a la forma de desenvolverse y
alcanzar distintos objetivos, y fue así que surgió como ciencia la Filosofía,
que analiza las cuestiones relativas al existencialismo del hombre. Como
podremos deducir que sus objetos de estudio son tan variados como los hechos
que vivimos a diario y que generan cambios en nuestra Conducta o
Comportamiento, existe una rama en particular que se encarga de enfocarse en lo
que es el Conocimiento y como el ser humano puede hacer uso de él en distintas
situaciones y contextos, a ello se le denomina la Epistemología.
Definir un problema para la
investigación
El inicio de
toda investigación científica, es la delimitación del problema que será objeto
de estudio. Sin embargo, este es un proceso que debe llevarse muy
cuidadosamente, debido a que de su lógica y coherencia va a depender todo el
curso de la investigación que se está comenzando y el éxito de los resultados
que se obtengan al final de todo el proceso.
Antes de comenzar
una investigación se debe elegir el problema que se desea estudiar. Muchos
autores afirman que se debe elegir el tema a estudiar, pero esto no es así,
pues no se estudia un tema, se estudia un problema que puede estar dentro de un
tema. La selección del tema para la investigación, no sitúa en un nivel tal que
le facilite decidir lo relativo al diseño de investigación, la forma en que se
recopilarán los datos, los instrumentos y técnicas de procesamiento de los
datos y análisis de los resultados, entre otros aspectos propios del proceso.
Es necesario formular un problema susceptible de ser estudiado a partir del
método de investigación científico.
Como formular adecuadamente un
problema
Una buena
formulación del problema implica necesariamente la delimitación del campo de
investigación, establece claramente los límites dentro de los cuales se
desarrollará el proyecto. Cuando esto ocurre las probabilidades de no perderse
en la investigación tienden a maximizarse.
Para decidir si un problema está al
alcance de un investigador una vez delimitado se plantean las siguientes
interrogantes:
- ¿Hay suficientes datos que
apoyen la existencia del problema?
- Qué intereses profesionales o
científicos tiene el investigador para hacer el estudio.
- Qué conocimientos se tienen
sobre el tema.
- Qué aplicación les daría a los
resultados de la investigación.
- ¿El área donde se encuentra la
problemática esta nutrida de suficiente información para realizar la
investigación? Ó sea, ¿hay suficiente material bibliográfico para elaborar el
trabajo?
Al dar
respuesta a estas interrogantes, se infiere que los problemas derivan de: el
ambiente, la capacidad de razonar, los intereses profesionales y los posibles
productos de la investigación. Sin duda existe un gran número de problemas que
inquietan, pero quizá la mayor parte de ellos no están al alcance de todos.
Según
Balestrini (2002) los objetivos "Orientan las líneas de acción que se han
de seguir en el despliegue de la investigación planteada; al precisar lo que se
ha de estudiar en el marco del problema objeto de estudio. Sitúan el problema
planteado dentro de determinados límites" (p.67). Es decir, los objetivos
marcan las etapas de la investigación, las cuales se deben ir cumpliendo en
serie o en paralelo, dependiendo del contexto y las facilidades con que se
desarrolle la investigación, hasta llegar a la solución del problema o al
cumplimiento del objetivo principal.
Es por lo
anterior que se considera fundamental organizar las ideas en función del
establecimiento de metas logrables, que resulten en aportes concluyentes y
resultados de actividades que agreguen valor a la solución del problema
planteado, alejando los objetivos de la pérdida de tiempo, la redundancia o
simplemente el desperdicio de tiempo y esfuerzo en actividades que no agregan
valor a la investigación.
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